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Encaje realizado por Chequia para el stand de OIDFA |
Las vacaciones son para descansar, cambiar de actividades, conocer nuevos sitios, compartir momentos con familia y amigos... Una encajera, si combina estas actividades con un curso de encaje de bolillos, alcanza, sin duda, la plena felicidad. Y así han sido mis vacaciones de este año: he participado en un curso de encaje de bolillos en Praga, con dos profesoras de encaje muy conocidas y reconocidas internacionalmente: Anna Halikova y Alina Jaskova. No sabría decir qué me ha gustado más, si Praga o el curso. Pero me centraré en el curso, ya que el blog trata de bolillos.
Hacer un curso en Chequia abre los ojos a un mundo totalmente diferente al nuestro. Conocemos nuevas técnicas y distintas maneras de enseñarlas. En España estamos acostumbradas a trabajar un patrón que ya ha diseñado alguien para nosotras. Generalmente aprendemos un poco de técnica y ya está. Sin embargo en la República Checa, de larga tradición encajera, se aprende desde niño a dibujar, a analizar si ese dibujo que se ha hecho es factible con los bolillos, y a realizarlo, utilizando distintas técnicas y materiales.
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Participantes en el curso, con sus profesoras en primera fila |
Así que, las alumnas del curso en el que he participado íbamos a aprender eso que en Chequia aprenden los niños: a diseñar y a realizar nuestro propio diseño. Pasito a pasito, terminamos el curso con múltiples proyectos y, varios de ellos, hechos a encaje. Próximamente podréis verlos en la revista Vuelta y Cruz.
La visita a una escuela de encajes, a varias exposiciones y museos, el contacto con encajeras de otros países, abiertas al intercambio de ideas y conocimientos, hicieron que el curso fuera absolutamente perfecto.
Gracias a Anna Halikova y Alina Jaskova por ser tan buenas profesionales. Y a Jacqui Barber por organizar el curso.