Siento
muchísimo la pérdida de Eva Schaefer, a quien conocí a través de Arachne,
y con quien ya no tenía contacto desde hacía mucho tiempo. Pero gracias a quien
tuve la oportunidad de aprender mucho de este mundo del encaje de bolillos. Me
puso en contacto con Mariña Regueiro, con quien he participado en muchos
cursos. Me enseñó a no poner una funda de colorines en la almohada (tan típico
en España). Me enseñó a hacer una tira de punto con agujeros para sujetar los
bolillos a la almohada de una forma muy segura. Me enseñó bolillos de regiones
que nunca había visto antes. Me enseñó su colección de libros, cuando yo sólo
tenía dos o tres: también me contagió esa pasión por comprar libros
relacionados con el encaje y ahora tengo yo también una gran colección. Aprendí
de ella a humedecer el lino mientras trabajaba con él, para que no se rompiera.
A hacer las baguillas de distinta manera según estuviera trabajando hacia la
izquierda o hacia la derecha. A hacer el cruce de estrella a la manera que lo
hacen en Almagro. Y otras tantas cosas que, si esperara un ratito más, seguro
me vendrían a la mente.
Por
eso también siento mucho que no pudiera ver la revista de encaje de
bolillos que he fundado y edito: no quiso que se la enviara,
porque no veía. Lo que me produjo una gran tristeza.
Pero
una frase suya, que no olvidaré jamás es: "No te creas nunca lo que te
diga nadie (sobre terminología, técnica o historia del encaje de bolillos), ¡ni
siquiera lo que te diga yo!" Y, a pesar de que de primeras me resultó un
tanto drástico, a lo largo del tiempo he podido comprobar que no le faltaba
razón. Sin embargo, a lo que ella me dijo, no llegué a encontrarle pega alguna.
Qué lindas palabras has dedicado a alguien que seguramente con mucha humildad transmitía sus conocimientos.
ResponderEliminarUn cariño
Se agradecen mucho las tan amables palabras sobre mi madre. Y sí, enseñar sí que sabía.
ResponderEliminarUn muy cordial saludo
Gerardo